La periodista, con cierta ironía, dijo
algo así “Nos dejó lo mejor que tenía,
pero nos empeñamos en recuperar su cuerpo”. Pues es verdad. Nos gastamos en
época de crisis un dineral en algo que, bueno, de qué sirve ¿para poner una
losa con una cruz e ir de peregrinaje? ¿o para anotarse un tanto los
descubridores? Lo mejor que nos dejó Cervantes, su obra, sigue con nosotros aún
muy viva. No vamos a estar más cerca de él teniendo bien visibles sus restos…
¿o sí? La verdad es que todo es más complejo de lo que parece.
Pensemos en los fallecidos en
circunstancias trágicas que tardan mucho en recuperarse o bien es imposible
hacerlo. Todos entendemos el consuelo que supone hallarlos, aunque pasen muchos
años y se encuentre lo que se encuentre. Darles una digna sepultura, hacer un
funeral y por fin descansar todos. Se cierra un doloroso duelo. Sus cuerpos son
importantes, al menos en nuestra cultura. Por eso nos desvivimos por recuperarlos
o, en algunos casos perderlos, como por ejemplo los de Bin Laden o Hitler.
Vale, con los fallecidos recientes está claro
y si no que se lo digan a los familiares de los militares fallecidos en Turkía
en el YAK-42 o a los padres de Marta del Castillo. Hay que darlo todo por tener
sus cuerpos. Pero en esta entrada quiero hablar de otros, los lejanos.
Hace algunos años me quedé extasiada
contemplando la momia de Ramses II en el Museo Egipcio de El Cairo. No podía
creerme que aquel que tenía ante mí fue el hombre que milenios atrás hizo lo
que hizo. Contemporáneo de Moisés, Agamenón, Menéalo y Odiseo (de cuando la
guerra de Troya), ahí es nada. Me paré a contemplarle bien de cerca durante un
rato. Estaba alucinada del estado de conservación. Aún sus restos transmitían
el porte, la fuerza y el carácter de alguien fuera de lo común. Fue como tender
una mano al pasado y conectar con él, con la persona que fue, con una época,
conectar con algo tangible y no solo escrito en los libros o en las piedras. Y
es que ¡era él!
A mí me gustan los muertos. Entendedme,
quiero decir que me imponen un gran respeto por lo que fueron en vida, por el
ser que contuvieron. Ir a la tumba de alguien y contemplar su lápida me
reconforta con el ser que fue y el recuerdo que tengo de él, me hace sentir más
unida a esa persona, me emociona e incluso hablo mentalmente como si pudiera
oírme y contestarme a todo lo que me gustaría saber de lo qué pasó, de lo que
sintió, de… muchas cosas. Quizás por eso necesitamos tener sus cuerpos cerca.
En España existen muchos restos perdidos
de personajes ilustres. Puede que esto sea reflejo de dejadez, indiferencia o
debilidad cultural de nuestra sociedad ante personas que nos dieron tanto. Puede
que un signo de respeto por nuestros grandes hombres y mujeres de ciencia, artes, mística y poder sea encontrar sus
cuerpos y honrarles por lo que hicieron como debe ser. ¿Dónde están Velázquez,
Quevedo, Cristóbal Colón…? Nos consolaremos con los que tenemos. Aún nos quedan
restos del Cid, que viajaron más que él en vida, incluso existe la tumba de
Bavieca, su caballo, que se la ganó. También los creyentes afirman que tenemos
los de Santiago Apóstol, algo es algo.
Confieso que me encantaría visitar la
tumba de personajes de los que solo existe el eco de sus hazañas o de su obra,
sé que no es tan importante, que lo mejor de ellos es su legado, pero soy
humana y saber que siguen ahí, aunque sea la falange de un dedo, me emociona.
Hay personas para las cuales el vínculo
sigue existiendo, y debería ser un vínculo colectivo, de toda la humanidad, por
eso se empeñan en encontrar sus cuerpos. Se sigue buscando la tumba de
Alejandro Magno y la de Jesús de Nazaret, que parece haber sido hallada hace
años, aunque los intereses religiosos y arqueológicos siempre harán dudar de
ello. Necesitamos tener sus cuerpos para conectar con su existencia en este
mundo, que no son un cuento, una mentira y que siguen con nosotros.
Acerquémonos a ellos, leyendo o contemplando
sus obras, yendo a los lugares donde vivieron, caminaron y crecieron, visitando
sus restos… da igual dónde o cómo. Lo que
importa es lo que aún nos hacen sentir pase el tiempo que pase.
Os recomiendo algunos enlaces:
- En busca de la tumba de Cervantes, noticia en periódico El Mundo
- Documental de la búsqueda de la tumba de Alejandro Magno
- Documental de la tumba perdida de Jesús
- Podcast
del programa de radio “La Escóbula de la Brújula” sobre las tumbas
perdidas