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miércoles, 26 de marzo de 2014

Semillas egipcias

Los antiguos y sabios egipcios  se hacían enterrar con semillas como parte de su ajuar para la otra vida, la verdadera. Entre ellas, las de loto y las de la palmera datilera, ésta última símbolo de la inmortalidad, han logrado germinar después de muchísimos años. Como semillas guardadas en una tumba llena de tesoros, hallé (o me hallaron) a un grupo de compañeras de colegio, de cuando la E.G.B., de cuando íbamos con rebeldes faldas escocesas, el mundo era grande y toda la vida estaba por venir. 




Confieso que cuando me localizaron no tenía muchas ganas de reencontrarme con gente de la que poco me acordaba ya, con vidas tan dispares, ¿para qué?. Sería como en las pelis americanas donde todos presumen de vidas exitosas y estupendas o disimulan sus verdaderas miserias con trabajos, maridos e hijos maravillosos. Pero al final me decidí. ¿Por qué no? Si no me gusta no vuelvo y punto.

¿Cómo resumir treinta años a trompicones en unas cuantas frases, con el fútbol de fondo, pidiendo la llave para ir al baño, mientras el camarero nos hace una foto para enviar a las ausentes de esa noche?. Muy fácil, fue muy fácil desnudar el alma con gente que ya te conoce porque sabe la niña que fuiste, sabe de ti y de tu verdadera esencia, a la que ayudan a desenterrar como a las antiguas semillas egipcias. Diferentes circustancias, mejores o peores elecciones, sin ánimo de juzgar porque todo se comprende. Todo se retoma donde se dejó hace tanto tiempo.

Algunas dicen haber hallado su camino de baldosas amarillas, otras confiesan no haberlo encontrado, que el sendero escogido no fue lo esperado pero que aún persisten en, aunque sea con la mochila cargada de piedras, toparse con él.

Y desde entonces de la mano, día a día, saludos, bromas y risas, muchas risas ¡Námaste!




Y las semillas van germinando, poco a poco, una tras otra, y juntas vamos haciendo un bosque, un bosque que arropa en invierno y da sombra en el tórrido verano, un bosque donde desorientar a nuestros monstruos y recordar sueños que aún están por llegar.

Y claro, recordando a profes, con nostalgia a algunos, otros… bueno digamos que hicieron lo que pudieron. Reviviendo recreos, cumpleaños ya olvidados, volviendo a crecer juntas con lo que fuimos y mostrando lo que podemos ser capaces de hacer a partir de ahora. Resucitar, como querían hacer los antiguos egipcios con sus semillas y consigo mismos. 
¡Menudo descubrimiento!




Ellas mismas se definen:

  • “Las nuestras son conversaciones sin sentido, que enlazan unas cosas con otras sin saber su relación”
  • “Somos extrañas pero no, es como si todo volviera a seguir donde lo dejamos”
  •  “El grupo ha surgido por algo.  Para ayudamos unas a otras”
  • “Al final todas estamos con problemas similares, maravillosos hijos adolescentes y maridos que no escuchan”
  • “¿Sigue Asunción en el cole?¡Joooooolín!
  • “Menos mal que hicieron algo bueno al juntarnos. Lo mejor”
  • “Buenos días amigas!!!!!”


¡¡¡ Gracias a todas !!!