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viernes, 5 de agosto de 2016

El extraño caso de “El faro”





Me encantan los faros, desde niña. La verdad es que no se por qué, pero no soy la única. Tienen un "no sé qué" especial, romántico y a la vez siniestro, quizás porque su único ojo ha visto terribles tormentas y naufragios. Los faros evocan una peligrosa soledad, son como imperturbables ángeles guardianes que avisan de la muerte traicionera aun estando rodeados de oscuras tinieblas.

Podemos encontrar a lo largo de los tiempos muchas historias y leyendas en torno a los faros y también películas e incluso rutas turísticas que ofrecen hospedaje para gente como yo. Nos encanta recrear esa atmósfera especial que emiten junto su luz y dejar volar la imaginación tanto la romántica como, por qué no, la más aterradora.

Así que ya podéis saber qué sentí cuando realicé mi último descubrimiento, a saber, un misterioso relato inacabado del genial Edgar Allan Poe.


Tema: Un solitario y misterioso faro en el Mar del Norte.
1 de enero de 1796: Un nuevo farero se hospeda en él, muy seguro de sí mismo y de lo fácil que es realizar su trabajo, un trabajo inusual para un hombre de su elevada posición…


Este enigmático relato se interrumpió por la triste muerte de Poe, una muerte que le sorprendió de manera cruel, como si fuera un macabro epílogo o verso final acorde con su vida de abandonos.

El faro” solo tiene dos páginas, pero nunca dos páginas dieron lugar a tantas interpretaciones y continuaciones, tan imaginativas como inverosímiles. Como si de un efecto mariposa se tratase, unas pocas líneas de Poe provocaron una gran tormenta que aún nos envuelve en nuestros días. Y es que Poe sigue despertando admiración y los misterios que le rodean se perpetúan con este inquietante relato, preludio de su caída, identificado con su espíritu sufriente y obsesionado, pero siempre orgulloso frente a los acantilados, aguantando y soportándolo todo, como hizo él en vida.

La mejor de las incógnitas que nos legó fue este inquietante relato inconcluso que muchos nos desvivimos por continuar basándonos en las maravillas que escribió a lo largo de su vida. Queremos descubrir las profundidades de sus pensamientos, sumergirnos en sus abismos emocionales y filosóficos y “El faro” nos deja la puerta abierta a su universo que parece invitarnos a unirse con el nuestro.

Descubrí este relato gracias a otro descubrimiento muy agradable para mí. Se trata de un canal de YouTube dedicado a la literatura que arroja luz como un faro en las costas de tantos libros por leer: “La sombra de Nikky Udall”. Su farera es una apasionada lectora que hace reseñas llenas de sensibilidad (que no sensiblería), inteligencia y sentido del humor. Y es que cualquier cosa puede caer en las manos de “Nikky Udall” que no le hace ascos a ningún libro ya sea de segunda mano, de biblioteca, un clásico, algo infumable o las últimas novedades, además de otras rarezas. Bueno, pues en una de estas reseñas que nos regala Nikky Udall aparece nuestro faro de Poe. No os contaré nada más porque prefiero que la veáis y os dejéis guiar por ella ¡Un gustazo, vaya!



Parece que nos angustia no tener un final para estas historias tan fascinantes que fueron dejadas a medias por distintos avatares del destino: muertes repentinas, falta de dinero, de ganas… y es que hay muchas. Si ponéis las palabras claves en un buscador os saldrán inmediatamente las más importantes novelas, películas y obras musicales o pictóricas que no vieron su final: el Réquiem de Mozart, la última de Kubrick retomada por Tom Cruise (Eyes Wide Shut), la Sagrada Familia de Gaudí, etc.




Hay una novela fascinante para mí que se quedó a medias a causa de la muerte por enfermedad, en 1944, del francés René Daumal, un tipo un algo raro. Y la novela, pues eso: rara, rara y rara… ¡Pero a mí me chifla! Se trata de “El monte análogo”, una mezcla de expedición de aventura a lo Julio Verne pero en plan místico e iniciático y encima con dimensiones espaciales ocultas… Y qué rabia da que cuando empieza lo bueno... ¡Va y se acaba! Aaaaaaarrrrrgggghh!!!! ¡Me dan ganas de pedir a un médium que contacte con el pobre René y le dicte el final! Ese es, sin duda, un viejo sueño de muchos.



No es tontería lo que digo, ese tipo de libros existen. Me explico: muchos fieles seguidores de la religión Espírita (cuyos dominios se hacen Imperio en Brasil) editan cada año un buen puñado de libros dictados, según ellos, por personas que están en el más allá, para enviarnos mensajes y enseñanzas. De hecho, en las librerías brasileñas, junto con los apartados comunes y corrientes de “narrativa extranjera” o “juvenil”, existe la sección de “Libros Espíritas”. Desconozco la calidad literaria de los mismos, pero por curiosidad y para sacudirme mi perplejidad leeré alguno. Hay muchos en castellano de libre descarga. Alucinante.




Ojalá que Poe pudiera acabar su relato, pero creo que el destino hizo que pudiéramos fantasear con él y su historia, dejando que el misterio nunca le abandonara. De alguna forma, nos ha pasado el relevo a todos sus lectores, sin importar nuestra nacionalidad o  época, para que lo concluyamos a nuestra manera. Así que os invito a que visitéis todos esos faros surgidos en los mares de la imaginación a partir de esas únicas dos páginas de Poe, que nos sigue arrastrando al abismo de su mente. Dejaos llevar por los contagiados del genio de Poe que crean variadas historias de soledad, muerte, desasosiego y locura, donde hasta extrañas criaturas marinas pueden visitar a su huésped.


Y sí, recogí el guante arrojado por Poe. Yo también he decidido aportar mi continuación y final a “El faro”, con humildad y respeto porque, como os he dicho al principio, me encantan los faros, me encanta Poe y me fascina escribir que, para mí, es sacar del reino de la imaginación historias que se convierten en más reales cuanto más se leen.  El reto es complicado y me siento como su protagonista, intentando escribir algo que parece que no acaba nunca de hacer porque la atmósfera del faro le perturba, así que optaré por lo que nunca me falla, escritura automática y sin pensar (pero sin ser una médium, jeje).

Ahora os dejo unas recomendaciones muy interesantes con sus enlaces. Y para los más curiosos lectores, os dejo más adelante “El faro” de Poe. Leedlo con calma paladeando bien cada palabra y os transportaréis hasta allí de inmediato.

Os animo a dejaros arrastrar hasta ese lugar y, por qué no, que imaginéis vuestro propio faro ¡Disfrutad de la experiencia!


Recomendaciones (montones esta vez):


       
- Ruta de los faros de Galicia, Asturias y Cantabria… hay montones de itinerarios en tren, coche, bici y a pié.






    - La muerte de Edgar Allan Poe descrita por Iker Jiménez

      https://www.youtube.com/watch?v=4bMpI7xBwzs











-        Vida de Edgar Allan Poe, hay varios documentales en YouTube


-      La sirena de la niebla, relato de Ray Bradbury absolutamente genial sobre el poder evocador de un faro. Llevado al cine desastrosamente y sin tener nada que ver con su sentido profundo (nunca mejor dicho)




 - La sombra de Nikky Udall, videoblog literario con montones de buenas recomendaciones y críticas… ¡Os vais a enganchar!

También lasombradenikkyudall.blogspot.com





 Justo nada más publicar esta entrada, y con el rebufo del faro en mi mente, encontré esta maravilla en Internet y buscando en una librería la vi. Miré hacia un lado y a otro, pues estaba rodeada de fanáticos lectores de cómics que podían (pensaba yo) arrebatármelo de las manos... "Solo míooooo" les dije telepáticamente, je, je... Una joyita de esas que no esperas encontrar, escrito e ilustrado por Paco Roca que en tan pocas páginas dice tanto de la vida, de los faros, de los maestros fareros y de su vinculación con el alma del mar y del propio faro, de la literatura en torno al mar, de los sueños por cumplir... En fin, una preciosidad que os recomiendo. Editado por Astiberri. 







- El misterio de las islas Flannan, un hecho real muy inquietante que podría ser casi una continuación del relato de Poe:






   



   -   “Momentos de protección”, novela de Eric Fosnes Hansen. Este es un libro muy especial para mí que motivó una de las entradas de este blog (la más entrañable y mágica): Ese libro que nos llama”. 
      En esta novela hay tres historias sin aparente conexión entre sí. Una de ellas es la de un faro en Suecia. Es la historia más bonita que he leído en torno a un faro: misterio, amor, soledad, personajes de gran riqueza y almas de marineros errantes buscando refugio, una narración increíble...

      - El monte análogo”, de René Daumal. Editado maravillosamente (como todo) por Atalanta. Ya os he avisado, es raro y está sin terminar, pero hace volar la imaginación a otras dimensiones espaciales ocultas y cercanas al mismo tiempo.
Libros Espírita… esto sí que es raro. Haced la búsqueda por Internet si tenéis curiosidad. Yo he descargado uno ambientado en la mar: “Alfieri el marino”. En la portada pone que es una obra emanada de dos espíritus… sigo alucinada pero me divierte el reto.




     -  Película “El fantasma y la señora Muir”… Aquí tenemos todo junto: una historia en torno al mundo del mar, el fantasma de un capitán de barco que dicta una novela a una viuda, una historia de amor… A mí me gustó mucho, es un clásico de esos en blanco y negro del año 1947.

    Los actores son maravillosos (Gene Tierney como Sra. Muir y Rex Harrison como fantasma del capitán, entre otros) y la fotografía es magistral (ganó un Óscar). Son de esas películas que te transportan a otra época y se respira el ambiente novelesco y misterioso desde el principio, una se enamora de los personajes, de la casa e incluso de la novela que dicta el fantasma aún sin saber a penas nada de ella. 
      Os recomiendo que la busquéis y que de paso veáis el programa Qué grande es el cine de Jose Luis Garci dedicado a ella, sus comentarios y análisis son una gozada y se aprende un montón. También podéis escucharlo en Ivoox.


- Recopilación de relatos de varios autores hispanohablantes que se atrevieron a coger el guante de Poe: Cristina Fernández Cubas, Juan Manuel de Prada, José Jiménez Lozano... Está descatalogado pero lo podéis encontrar en bibliotecas. Editorial Áltera.

   













    
     ¡Y cómo no! He realizado esta entrada escuchando a mi admirado Alan Parsons Project y su álbum “Historias de misterio e imaginación” dedicado a Poe. Sublime.










Y, por fin, aquí lo tenéis. El protagonista de todo: “EL FARO”  de Edgar Allan Poe (comenzado a escribir el año 1849, el mismo de su fallecimiento, y que aún está en desarrollo):


  
1 de enero de 1796 - Hoy, mi primer día en el faro, hago esta anotación en mi diario, según lo acordado con De Grät. Llevaré el diario con la mayor regularidad posible, aunque Dios sabe lo que podría sucederle a alguien tan solitario como yo... Podría enfermar, o algo peor...
Hasta ahora, todo bien. La balandra se salvó por poco, pero ¿por qué pensar en ello si estoy aquí sano y salvo? Mi ánimo mejora sólo con pensar que estaré- al menos una vez en mi vida- completamente solo, pues por grande que sea Neptuno, es obvio que no se le puede considerar parte de la "sociedad". Sabe el cielo que nunca he confiado en la sociedad ni la mitad de lo que confío en este perro. Si lo hubiera hecho, la sociedad y yo no nos habríamos separado ni siquiera por un año... Lo que más me sorprende es la dificultad que tuvo De Grät para conseguirme este puesto... ¡a mí, un noble del reino! No es probable que el consejo tuviera dudas sobre mi capacidad para dirigir el faro. Un solo hombre lo había atendido antes y se las ingenió tan bien como los tres que por lo general asignan a la tarea. Las obligaciones son nimias, y las instrucciones absolutamente claras. No sería lo mismo si me hubiera acompañado Orndoff. Jamás habría podido avanzar con mi libro teniéndolo cerca, con su intolerable cotilleo, por no hablar de su sempiterna pipa de espuma de mar. Además, quiero estar solo... Es curioso que nunca hasta ahora hubiera reparado en el triste sonido de la palabra "solo". Casi me parece que hay algo extraño en el eco de estos muros cilíndricos..., ¡pero no!, es absurdo. Sé que mi aislamiento me inquietará, pero no lo permitiré. No he olvidado la profecía de De Grät. Ahora, a trepar al fanal y a echar un vistazo para "ver lo que pueda ver"... Ver lo que pueda ver, en efecto..., no demasiado. Creo que la marea está bajando un poco, pero de todos modos la balandra tendrá un viaje de regreso turbulento. Difícilmente avistará la tierra del norte antes de mediodía de mañana, aunque sólo está a 190 o 200 millas.

2 de enero- He pasado el día en una especie de éxtasis casi imposible de describir. Mi pasión por la soledad no podía haber tenido mayor gratificación. No digo satisfacción, pues dudo que pudiera sentirme saciado de una dicha como la que he experimentado hoy... El viento amainó al alba y por la tarde el mar se había retirado... No se veía nada, ni siquiera con el telescopio, salvo océano, cielo y alguna que otra gaviota.

3 de enero- Calma chicha durante todo el día. Hacia el atardecer, el mar parecía de cristal. Avisté unas cuantas algas, pero absolutamente nada más en todo el día, ni siquiera el menor rastro de una nube... Me entretuve explorando el faro... Como compruebo a mi pesar cada vez que tengo que subir por sus interminables escaleras, es muy alto; casi cincuenta metros, diría yo, desde la marca inferior del nivel del agua hasta lo alto del fanal. Sin embargo, desde el fondo del foso debe de ser de al menos cincuenta y cinco metros, puesto que el suelo está a unos cinco metros por debajo de la superficie del mar, incluso con la marea baja... Creo que deberían haber rellenado el fondo hueco con mampuestos. En tal caso el edificio sería mucho más seguro..., pero, ¿en qué estoy pensando? Una estructura como esta es lo bastante segura en cualquier circunstancia. Debería sentirme a salvo incluso si arreciara el más furioso huracán. Sin embargo, he oído decir a los marineros que ocasionalmente, con viento del sudoeste, el mar ha subido más aquí que en cualquier otro punto del globo, con la sola excepción del paso occidental del Estrecho de Magallanes. Pero el mar por si solo no podría con este sólido muro roblonado en hierro que, a quince metros de la línea de aguas altas, tiene un espesor de al menos un metro veinte... La base sobre la cual descansa la estructura se me antoja tiza...

4 de enero (el manuscrito se interrumpe aquí)




jueves, 19 de junio de 2014

Ese libro que nos llama



Hace algunos años regalé un libro a un amigo. Pero él, mientras conducía veloz con su furgoneta por los bosques de Girona llevándome de dolmen en dolmen, me regaló algo mucho mejor: un pensamiento. Por aquel tiempo se pusieron de moda los e-books. ¿Qué te parecen? ¿Mejor que los de papel de toda la vida? Entonces él dijo su pensamiento, ese que os digo que me regaló sin saberlo, así como si nada. Yo al principio lo acogí con una sonrisa en los labios, escéptica, pero después me descubrí soñando despierta imaginando reales sus palabras.

Si, ya van, ya las digo… Mi amigo me comentó que  prefería más los de papel y que además le gustaba prestarlos porque los libros guardaban las emociones de los que los habían leído antes. Según él era como si el libro, además de su contenido en tinta, fuera acumulando entre sus páginas las vibraciones del alma de quien los siente al leerlos. Ahora entendéis mi sonrisa ¿no? Pero, vamos a soñar un poco, porque de eso va en parte lo de leer ¿verdad?

Y es que atribuimos a muchos objetos y seres un ánima, forma parte de nuestra psique, y si ese objeto ha pertenecido o ha estado en contacto con alguien en determinados momentos, buenos o malos, pues le damos más valor. Por algo se mueve tanto dinero cuando se subasta un guante de Michael Jackson, una joya de Lady Di o la chaqueta de algún asesino en serie… esos objetos contienen para nosotros una historia, sí, pero también la emoción impregnada de su antiguo propietario. Parece como si, aun fallecida, algo de esa persona sigan ahí, lo que sintió haciendo uso de esos objetos. 

Los libros son un soporte que nos pone en contacto con autores lejanos o cercanos, fallecidos o no, de hace miles de años o contemporáneos, alguien que nos cuenta algo de sí mismo, del mundo que vivió, pensó y sintió. Como decía mi amigo Carl Sagan en su libro Cosmos: El autor habla a través del tiempo de forma clara y silenciosa, dentro de nuestra cabeza, directamente a nosotros”. Y mi genial amigo Stephen King, el autor de best-sellers de terror, llama a esto “Telepatía de verdad (…) cuando se tocan las mentes sin chorraditas místicas”

No os confundáis, a Carl y a Stephen no los conozco en persona, ni ellos a mí. Por desgracia uno ha fallecido y el otro me toca muy lejos pero los considero mis amigos del alma porque tengo muchísima telepatía con ellos, de la buena, como dice Steve, con el que ya tengo algo de confianza.

Pero bueno, sigamos soñando… imaginemos que soy el niño lector de La Historia Interminable ése que roba un libro por el que se siente atraído de manera irreprimible y que un "confiado" librero había dejado a su vista. Ése que al comenzarlo a leer pasan muchas cosas dentro del libro, de la historia y de él mismo. Bueno, pues demos vida a los libros, o alma, o conciencia o lo que queráis e imaginemos que nos llaman desde el lugar donde están depositados, a la vista o no, como si fueran los tambores del juego Jumanji, reclamando que los saquemos a la luz y siga el juego de la telepatía en marcha. Así me lo he sentido yo varias veces.

Sí, ya se, probablemente retenga más en mi memoria todos los libros que encontré por pura casualidad y me encantaron que los que me parecieron un bodrio, es un sesgo humano muy común, pero no me agüéis ahora la fantasía ¿de acuerdo? ¡Hemos quedado en que estamos soñando! 

Mi descubrimiento tuvo lugar en un lugar de Cantabria de cuyo nombre no quiero acordarme (Alonso Quijano, otro loco por la lectura) Imaginaos. Lugar paradisíaco, brisa marina al atardecer, horizonte azul y gente recogiéndose después de un día de playa porque amenaza lluvia. En el paseo marítimo habían instalado unas casetas de venta de libros, tanto nuevos como de segunda mano. Siempre he sentido lástima por los libros de segunda mano, son como perros abandonados de los que intentan deshacerse, sacarles el último suspiro económico antes de acabar en algún contenedor de basura. A veces se encuentran cosas interesantes y me gusta saber que los salvo de la hoguera del olvido de Fahrenheit 451… ¿Me vais siguiendo? Si no es así no os preocupéis que al final os pongo el enlace. 

Estaba bien escondido, mi libro, pero sentía los tambores cada vez más fuerte y, como si jugaran al frío frío o caliente caliente, mis manos fueron acercándose hasta dar con él. No se si fue la portada, la reseña o qué pero en ese instante supe perfectamente lo que sintió el niño de “La Historia Interminable” (Bastián Baltasar Bux). Yo no lo robé y mira que tuve ocasiones. Lo dejé donde estaba, bien guardadito y me fui a dar un paseo. No iba a llevármelo, no tenía ni idea de quién era el autor ni nada de nada, pero el dichoso libro me atraía como un imán y no me lo quité de la cabeza mientras andaba descalza por la playa. Pensé que ojalá existiera un Cementerio de Libros Olvidados.


 Ya sabéis lo que pasó después. Lo compré. Ni siquiera abrí la primera página para echar un vistazo al estilo o de qué iba realmente. Me encantó. Hacía mucho que no disfrutaba tanto con un libro, disfrutar de verdad, ponerme los pelos de punta y emocionarme, vaya. Así que si algún día ese libro acaba en manos de alguien pues ya lo he recargado más, supongo. Desde entonces decidí escribir en cada uno de mis libros  el por qué lo tengo. La historia de estos encuentros es a veces bastante curiosa.

Los que más me impactan son los de personas fallecidas ya hace años que escriben con una profundidad y sabiduría que hecho en falta hoy en día. Tengo la sensación de que se repiten temas, se copia a otros y encima mal, superficialmente, para ganar dinero o por moda, no se, pero surgen gurús de la novela historia o de la autoayuda que dejan mucho que desear cuando se conocen verdaderos maestros cuyos nombres no son tan conocidos. Pongo dos ejemplos:

Dale Carnegie con uno de sus libros “Cómo ganar amigos” de 1936, un libro lleno de reflexiones profundas con un lenguaje cargado de sabiduría, afortunadamente reeditado y traído a la vida. Y el otro es Lucano, poeta romano del siglo I, con su “Farsalia”. Si os gusta Lovecraft o Poe disfrutaréis mucho con este maestro en la descripción directa y sin anestesia de las guerras entre César y Pompeyo, nada infantil y romántico como estamos acostumbrados. De la mano de Lucano he entrado en un bosque maldito celta al que temen hasta las legiones y de la mano de Dale Carnegie he aprendido mucho de los seres humanos. 

Y según mi amigo, ese que me regaló su pensamiento, el de la furgoneta que iba dando botes por los caminos de Girona, esas emociones que he sentido con ellos al leerlos las descargo con mi mirada y mis manos en el libro físico que contienen su mensaje y su poder se renueva. Les dejo a los más místicos creer si el libro tiene alma y vida. Quizás es lo que proyectamos e imaginamos del autor, al que revivimos, pero lo importante es el encuentro y disfrutar de nuestra suerte cuando éste se produce. 



Como dice mi amigo Carl:

“Los libros nos permiten viajar a través del tiempo, explorar la sabiduría de nuestros antepasados, nos conectan con las intuiciones y los conocimientos extraídos penosamente a la naturaleza, de las mejores mentes que hubo jamás, con los mejores maestros, a fin de que nos instruyan sin cansarse y de que nos inspiren para que hagamos nuestra propia contribución al conocimiento colectivo de la especie humana”

Quizás mi amigo Rafa de Girona ni se acuerde de aquella conversación pero yo sí. Quizás algunos escritores no recuerden lo que escribieron con exactitud porque lo hicieron en un momento y estado mental determinado, quizás estén muertos, pero la telepatía sigue funcionando ¿no? 
¡Y de MARAVILLA!


Lo prometido es deuda:

 Cosmos, de Carl Sagan y todo lo demás que ha escrito. Este hombre dejó toda su alma en Cosmos, el libro de la serie de TV. No pongo enlace. Hay miles en la red.





La historia Interminable, de Michael Ende. Es muy distinto leerlo con doce años que siendo un adulto. Maravilloso y profundo. Revelador.








  Mientras escribo, del maestro Stephen King. Alucinareis con este libro, sobre todo si os gusta escribir. Enlace con reseña del mismo.


  







 La Farsalia, de Lucano. Aquí os dejo otro enlace que explica más sobre él.


 
  Fahrenheit 451, del genio de la ciencia-ficción Ray Bradbury. Tenéis la peli o el libro. Ambos con bastantes añitos ya. Podrían hacer un remake bien chulo, pero bien hecho, si no mejor no tocar nada. Inquietante, a veces me dan ganas de memorizar los párrafos que más me gustan de cualquier cosa cada  vez que recuerdo sus escenas.








Cómo ganar amigos, de Dale Carnegie. Lo tenéis en .pdf aquí








La Sombra del Viento, de Carlos Ruiz Zafón. A ver si algún afortunado descubre el Cementerio de los Libros Olvidados, pero que no se enteren los bomberos de  Fahrenheit 451



JumanjiLa película, genial. No va de libros pero si de tambores insistentes que no anuncian nada bueno. El cuento en el que se basa es de Chris Van Allsburg.








Momentos de Protección, de Eric Fosnes Hansen. Mi descubrimiento, bueno uno de ellos. Menos mal que los insistentes tambores de Jumanji solo los oí yo. 

El lugar de Cantabria de cuyo nombre si quiero acordarme es Suances y el librero, con montones de historias que contar sobre libros y lectores, es Augusto.