Me encantan los
faros, desde niña. La verdad es que no se por qué, pero no soy la única. Tienen
un "no sé qué" especial,
romántico y a la vez siniestro, quizás porque su único ojo ha visto terribles
tormentas y naufragios. Los faros evocan una peligrosa soledad, son como imperturbables
ángeles guardianes que avisan de la muerte traicionera aun estando rodeados de
oscuras tinieblas.
Podemos
encontrar a lo largo de los tiempos muchas historias y leyendas en torno a los
faros y también películas e incluso rutas turísticas que ofrecen hospedaje para
gente como yo. Nos encanta recrear esa atmósfera especial que emiten junto su
luz y dejar volar la imaginación tanto la romántica como, por qué no, la más
aterradora.
Así que ya
podéis saber qué sentí cuando realicé mi último descubrimiento, a saber, un
misterioso relato inacabado del genial Edgar
Allan Poe.
Tema: Un solitario y misterioso
faro en el Mar del Norte.
1 de enero de 1796: Un nuevo
farero se hospeda en él, muy seguro de sí mismo y de lo fácil que es realizar
su trabajo, un trabajo inusual para un hombre de su elevada posición…
Este enigmático
relato se interrumpió por la triste muerte de Poe, una muerte que le sorprendió
de manera cruel, como si fuera un macabro epílogo o verso final acorde con su
vida de abandonos.
“El faro” solo tiene dos páginas, pero
nunca dos páginas dieron lugar a tantas interpretaciones y continuaciones, tan
imaginativas como inverosímiles. Como si de un efecto mariposa se tratase, unas
pocas líneas de Poe provocaron una gran tormenta que aún nos envuelve en
nuestros días. Y es que Poe sigue despertando admiración y los misterios que le
rodean se perpetúan con este inquietante relato, preludio de su caída,
identificado con su espíritu sufriente y obsesionado, pero siempre orgulloso frente a
los acantilados, aguantando y soportándolo todo, como hizo él en vida.
La mejor de las
incógnitas que nos legó fue este inquietante relato inconcluso que muchos nos
desvivimos por continuar basándonos en las maravillas que escribió a lo largo
de su vida. Queremos descubrir las profundidades de sus pensamientos,
sumergirnos en sus abismos emocionales y filosóficos y “El faro” nos deja la puerta abierta a su universo que parece
invitarnos a unirse con el nuestro.
Descubrí este
relato gracias a otro descubrimiento muy agradable para mí. Se trata de un
canal de YouTube dedicado a la literatura que arroja luz como un faro en las
costas de tantos libros por leer: “La sombra de Nikky Udall”. Su farera
es una apasionada lectora que hace reseñas llenas de sensibilidad (que no
sensiblería), inteligencia y sentido del humor. Y es que cualquier cosa puede
caer en las manos de “Nikky Udall” que no le hace ascos a ningún libro ya sea de
segunda mano, de biblioteca, un clásico, algo infumable o las últimas novedades,
además de otras rarezas. Bueno, pues en una de estas reseñas que nos regala
Nikky Udall aparece nuestro faro de Poe. No os contaré nada más porque prefiero
que la veáis y os dejéis guiar por ella ¡Un gustazo, vaya!
Parece que nos angustia
no tener un final para estas historias tan fascinantes que fueron dejadas a
medias por distintos avatares del destino: muertes repentinas, falta de dinero,
de ganas… y es que hay muchas. Si ponéis las palabras claves en un buscador os
saldrán inmediatamente las más importantes novelas, películas y obras musicales
o pictóricas que no vieron su final: el Réquiem
de Mozart, la última de Kubrick
retomada por Tom Cruise (Eyes Wide Shut),
la Sagrada Familia de Gaudí, etc.
Hay una
novela fascinante para mí que se quedó a medias a causa de la muerte por enfermedad, en
1944, del francés René Daumal, un
tipo un algo raro. Y la novela, pues eso: rara, rara y rara… ¡Pero a mí me
chifla! Se trata de “El monte análogo”, una mezcla de
expedición de aventura a lo Julio Verne pero en plan místico e iniciático y encima
con dimensiones espaciales ocultas… Y qué rabia da que cuando empieza lo bueno...
¡Va y se acaba! Aaaaaaarrrrrgggghh!!!! ¡Me dan ganas de pedir a un médium que
contacte con el pobre René y le dicte el final! Ese es, sin duda, un viejo sueño
de muchos.
No es tontería
lo que digo, ese tipo de libros existen.
Me explico: muchos fieles seguidores de la religión Espírita (cuyos dominios se
hacen Imperio en Brasil) editan cada año un buen puñado de libros dictados,
según ellos, por personas que están en el más allá, para enviarnos mensajes y
enseñanzas. De hecho, en las librerías brasileñas, junto con los apartados
comunes y corrientes de “narrativa extranjera” o “juvenil”, existe la sección
de “Libros Espíritas”. Desconozco la calidad literaria de los mismos, pero por
curiosidad y para sacudirme mi perplejidad leeré alguno. Hay muchos en
castellano de libre descarga. Alucinante.
Ojalá que Poe
pudiera acabar su relato, pero creo que el destino hizo que pudiéramos
fantasear con él y su historia, dejando que el misterio nunca le abandonara. De
alguna forma, nos ha pasado el relevo a todos sus lectores, sin importar
nuestra nacionalidad o época, para que lo
concluyamos a nuestra manera. Así que os invito a que visitéis todos esos faros
surgidos en los mares de la imaginación a partir de esas únicas dos páginas de
Poe, que nos sigue arrastrando al abismo de su mente. Dejaos llevar por los
contagiados del genio de Poe que crean variadas historias de soledad, muerte,
desasosiego y locura, donde hasta extrañas criaturas marinas pueden visitar a
su huésped.
Y sí, recogí el
guante arrojado por Poe. Yo también he decidido aportar mi continuación y
final a “El faro”, con humildad y respeto porque, como os he dicho al
principio, me encantan los faros, me encanta Poe y me fascina escribir que, para mí, es sacar
del reino de la imaginación historias que se convierten en más reales cuanto más
se leen. El reto es complicado y me
siento como su protagonista, intentando escribir algo que parece que no acaba
nunca de hacer porque la atmósfera del faro le perturba, así que optaré por lo
que nunca me falla, escritura automática y sin pensar (pero sin ser una médium,
jeje).
Ahora os dejo
unas recomendaciones muy interesantes con sus enlaces. Y para los más curiosos
lectores, os dejo más adelante “El faro” de Poe. Leedlo con calma paladeando bien cada palabra
y os transportaréis hasta allí de inmediato.
Os animo a
dejaros arrastrar hasta ese lugar y, por qué no, que imaginéis vuestro propio
faro ¡Disfrutad de la experiencia!
Recomendaciones
(montones esta vez):
- Ruta de los faros de Galicia, Asturias y Cantabria… hay montones de itinerarios en tren, coche, bici y a pié.
- La muerte de Edgar Allan Poe descrita por Iker Jiménez
https://www.youtube.com/watch?v=4bMpI7xBwzs
-
Vida de Edgar Allan Poe, hay varios
documentales en YouTube
- La sirena de la niebla, relato de
Ray Bradbury absolutamente genial sobre el poder evocador de un faro. Llevado al cine
desastrosamente y sin tener nada que ver con su sentido profundo (nunca mejor dicho)
- La sombra de Nikky Udall, videoblog literario con montones de buenas recomendaciones y críticas… ¡Os vais a enganchar!
También lasombradenikkyudall.blogspot.com
Justo nada más publicar esta entrada, y con el rebufo del faro en mi mente, encontré esta maravilla en Internet y buscando en una librería la vi. Miré hacia un lado y a otro, pues estaba rodeada de fanáticos lectores de cómics que podían (pensaba yo) arrebatármelo de las manos... "Solo míooooo" les dije telepáticamente, je, je... Una joyita de esas que no esperas encontrar, escrito e ilustrado por Paco Roca que en tan pocas páginas dice tanto de la vida, de los faros, de los maestros fareros y de su vinculación con el alma del mar y del propio faro, de la literatura en torno al mar, de los sueños por cumplir... En fin, una preciosidad que os recomiendo. Editado por Astiberri.

- El misterio de las islas Flannan, un hecho real muy inquietante que podría ser casi una continuación del relato de Poe:

- “Momentos de protección”, novela de Eric Fosnes Hansen. Este es un libro muy
especial para mí que motivó una de las entradas de este blog (la más entrañable y
mágica): “Ese libro que nos llama”.
En esta novela hay tres historias sin
aparente conexión entre sí. Una de ellas es la de un faro en Suecia. Es la
historia más bonita que he leído en torno a un faro: misterio, amor, soledad,
personajes de gran riqueza y almas de marineros errantes buscando refugio, una
narración increíble...


- Película “El fantasma y la señora Muir”… Aquí
tenemos todo junto: una historia en torno al mundo del mar, el fantasma de un
capitán de barco que dicta una novela a una viuda, una historia de amor… A mí
me gustó mucho, es un clásico de esos en blanco y negro del año 1947.
Los actores son maravillosos (Gene Tierney como Sra. Muir y Rex Harrison como fantasma del capitán, entre otros) y la fotografía es magistral (ganó un Óscar). Son de esas películas que te transportan a otra época y se respira el ambiente novelesco y misterioso desde el principio, una se enamora de los personajes, de la casa e incluso de la novela que dicta el fantasma aún sin saber a penas nada de ella.
Os recomiendo que la busquéis y que de paso veáis el programa “Qué grande es el cine” de Jose Luis Garci dedicado a ella, sus comentarios y análisis son una gozada y se aprende un montón. También podéis escucharlo en Ivoox.
Los actores son maravillosos (Gene Tierney como Sra. Muir y Rex Harrison como fantasma del capitán, entre otros) y la fotografía es magistral (ganó un Óscar). Son de esas películas que te transportan a otra época y se respira el ambiente novelesco y misterioso desde el principio, una se enamora de los personajes, de la casa e incluso de la novela que dicta el fantasma aún sin saber a penas nada de ella.
Os recomiendo que la busquéis y que de paso veáis el programa “Qué grande es el cine” de Jose Luis Garci dedicado a ella, sus comentarios y análisis son una gozada y se aprende un montón. También podéis escucharlo en Ivoox.
- Recopilación de relatos de varios autores hispanohablantes que se atrevieron a coger el guante de Poe: Cristina Fernández Cubas, Juan Manuel de Prada, José Jiménez Lozano... Está descatalogado pero lo podéis encontrar en bibliotecas. Editorial Áltera. 1997

¡Y cómo no! He realizado esta entrada escuchando a mi admirado Alan Parsons Project y su álbum “Historias de misterio e imaginación” dedicado a Poe. Sublime.
Y, por fin, aquí lo tenéis. El protagonista de todo: “EL FARO” de Edgar Allan Poe (comenzado a escribir el año 1849, el mismo de su fallecimiento, y que aún está en desarrollo):
1 de enero de 1796 - Hoy, mi primer día
en el faro, hago esta anotación en mi diario, según lo acordado con De Grät.
Llevaré el diario con la mayor regularidad posible, aunque Dios sabe lo que
podría sucederle a alguien tan solitario como yo... Podría enfermar, o algo
peor...
Hasta ahora, todo bien.
La balandra se salvó por poco, pero ¿por qué pensar en ello si estoy aquí sano
y salvo? Mi ánimo mejora sólo con pensar que estaré- al menos una vez en mi
vida- completamente solo, pues por grande que sea Neptuno, es obvio que no se
le puede considerar parte de la "sociedad". Sabe el cielo que nunca
he confiado en la sociedad ni la mitad de lo que confío en este perro. Si lo
hubiera hecho, la sociedad y yo no nos habríamos separado ni siquiera por un
año... Lo que más me sorprende es la dificultad que tuvo De Grät para
conseguirme este puesto... ¡a mí, un noble del reino! No es probable que el
consejo tuviera dudas sobre mi capacidad para dirigir el faro. Un solo hombre
lo había atendido antes y se las ingenió tan bien como los tres que por lo
general asignan a la tarea. Las obligaciones son nimias, y las instrucciones
absolutamente claras. No sería lo mismo si me hubiera acompañado Orndoff. Jamás
habría podido avanzar con mi libro teniéndolo cerca, con su intolerable
cotilleo, por no hablar de su sempiterna pipa de espuma de mar. Además, quiero
estar solo... Es curioso que nunca hasta ahora hubiera reparado en el triste
sonido de la palabra "solo". Casi me parece que hay algo extraño en
el eco de estos muros cilíndricos..., ¡pero no!, es absurdo. Sé que mi
aislamiento me inquietará, pero no lo permitiré. No he olvidado la profecía de
De Grät. Ahora, a trepar al fanal y a echar un vistazo para "ver lo que
pueda ver"... Ver lo que pueda ver, en efecto..., no demasiado. Creo que
la marea está bajando un poco, pero de todos modos la balandra tendrá un viaje
de regreso turbulento. Difícilmente avistará la tierra del norte antes de
mediodía de mañana, aunque sólo está a 190 o 200 millas.
2 de enero- He pasado el día en
una especie de éxtasis casi imposible de describir. Mi pasión por la soledad no
podía haber tenido mayor gratificación. No digo satisfacción, pues dudo que
pudiera sentirme saciado de una dicha como la que he experimentado hoy... El
viento amainó al alba y por la tarde el mar se había retirado... No se veía
nada, ni siquiera con el telescopio, salvo océano, cielo y alguna que otra
gaviota.
3 de enero- Calma chicha durante
todo el día. Hacia el atardecer, el mar parecía de cristal. Avisté unas cuantas
algas, pero absolutamente nada más en todo el día, ni siquiera el menor rastro
de una nube... Me entretuve explorando el faro... Como compruebo a mi pesar
cada vez que tengo que subir por sus interminables escaleras, es muy alto; casi
cincuenta metros, diría yo, desde la marca inferior del nivel del agua hasta lo
alto del fanal. Sin embargo, desde el fondo del foso debe de ser de al menos
cincuenta y cinco metros, puesto que el suelo está a unos cinco metros por
debajo de la superficie del mar, incluso con la marea baja... Creo que deberían
haber rellenado el fondo hueco con mampuestos. En tal caso el edificio sería
mucho más seguro..., pero, ¿en qué estoy pensando? Una estructura como esta es
lo bastante segura en cualquier circunstancia. Debería sentirme a salvo incluso
si arreciara el más furioso huracán. Sin embargo, he oído decir a los marineros
que ocasionalmente, con viento del sudoeste, el mar ha subido más aquí que en
cualquier otro punto del globo, con la sola excepción del paso occidental del
Estrecho de Magallanes. Pero el mar por si solo no podría con este sólido muro
roblonado en hierro que, a quince metros de la línea de aguas altas, tiene un
espesor de al menos un metro veinte... La base sobre la cual descansa la
estructura se me antoja tiza...
4 de enero (el manuscrito se
interrumpe aquí)
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