Llegan las entrañables fechas navideñas y todo a
nuestro alrededor grita: ¡Compra, compra!,
dándose el pistoletazo de salida con el BlackFriday. La Navidad se ha
convertido en el resultado de un extraña ecuación donde uno de los factores con
mayor peso es el de regalar. Así que vamos a ello con entusiasmo gastándonos lo
que no tenemos.
Un
día descubrí lo que era hacer un regalo diferente, era algo que ya sabía pero
que nunca había vivido en directo de manera tan intensa. Y es que el eco
emocional de aquel regalo fue mucho más duradero que el del perfume o el disco de
moda.
- Situación: Grupo de alumnos adultos haciendo el Amigo Invisible (sí, habéis leído bien, adultos)
- Reglas del juego (para los que las desconozcan): Se pone un máximo de dinero acordado a gastar en un regalo para alguien del grupo que sólo nosotros conocemos y que nos ha tocado por azar. Durante una o dos semanas intentamos conocer los gustos de la persona a la que debemos regalar y al finalizar el plazo se convoca una reunión donde se revela quién es nuestro amigo invisible y se hace la entrega de regalos. Una variante del juego es que a lo largo de esos días de inquietante espera e hipótesis detectivescas se pueden mandar mensajes secretos a un buzón (caja de cartón) sin que nos descubran.
- Objetivo: Se trata de crear lazos y buen rollo entre los miembros de un grupo. Quizás te toque regalar a alguien al que detestas o te sorprende alguien en el que jamás te habías fijado, ahí está la gracia del juego.
Hubo
alguien que dejaba cada día un mensaje en el buzón. Cada uno de ellos formaba
parte de un cuento original inspirado en la persona a la que tenía que regalar.
Ni que decir tiene que la destinataria estaba encantada con aquellas misteriosas
píldoras de emoción que la sumergían en una aventura estrafalaria y entrañable en
la que era protagonista, algo que no sentía ser en su vida real. Deseaba acudir
al buzón cada día para continuar con el siguiente capítulo del serial que mantenía
su intriga. Su amigo invisible se había molestado en ver más allá de sus deseos
y gustos a golpe de palabras imaginadas ex
profeso en aquella mágica historia. El último día su amigo ya visible le
hizo entrega del final del cuento junto con un pequeño detalle relacionado con
el mismo (comprado en la tienda de chinos de la esquina). Aquel insignificante regalo le había ofrecido
muchas cosas como ilusionarse como una niña o preguntarse algunas cosas sobre
sí misma.
La
forma de regalar y lo que se regala es importante. A veces, algo hecho con el cariño
de nuestras manos o la pasión de nuestra imaginación es perfecto. Si aceptamos
este tipo de regalos de los niños ¿por qué no de los adultos?
Regalar
experiencias y buenas emociones hechas a medida (y no de las de las cajitas
esas de tres noches de hotel + spa o conducir un Ferrari precisamente) es una forma
muy potente de decirle al otro que nos importa sin pasar por la frialdad de una
fila de cajas.
Los
anuncios de televisión son variopintos en esto de dar consejos sobre qué
regalar. Hay uno de un coche que regalan a una futura novia. El día de la boda
ella declara sin cortarse ni un pelo que es el segundo día más feliz de su
vida. El primero había sido el día que le regalaron el coche. Así es,
anteponemos lo material al amor y eso se usó en clave de humor por los
publicistas, aunque creo que expresa algo muy común en nuestra sociedad, donde
se sustituyen objetos por horas de compañía, charla o por hacer algún favor.
Que conste que no culpo a la novia, el coche le dará muy buenos momentos,
aunque creo que su matrimonio no va a durar mucho. Algunas personas prefieren
algo material o una mascota que a un ser humano (yo a veces también, depende
del humano) así que ¡aceptemos coche como amigo íntimo!
Un
regalo o un regalazo convencional está genial, por supuesto, pero hay muchas
otras opciones: el que sale del hospital después de casi no contarlo, el que
viene a cenar y dábamos por perdido, la llamada (y no wassap) de alguien que se
acuerda de ti y que hace siglos que no sabéis nada el uno del otro, el de
invitar a alguien a tomar algo porque sabes que se siente mal y hacer que eche
unas risas sin tener que hablar de nada trascendente... o, por ejemplo, el de no
comprar el típico imán de nevera de recuerdo de vacaciones a una amiga y en cambio regalar unos pedruscos encontrados en la playa... la cara de "¿Qué es esto, por Dios?" es
normal, claro. Hay que explicar que no eran unos pedruscos cualquiera...
Estando a unos pocos kilómetros de la mítica Cueva de Altamira y siendo pintora
pues ¿qué mejor que ofrecer la materia prima que tenía el creador de los
famosos bisontes?
Aquellas piedras pulverizadas mezcladas con un poco de agua
se convertían en los mismos pigmentos que utilizaron en una obra maestra de la
humanidad con miles de años de antigüedad. No habían costado nada, estaban allí
al alcance de cualquiera, montones de ellas. Para alguien que entiende de Arte
supusieron un momento de inspiración, una conexión con creencias del pasado
remoto llevadas al presente mientras realizaba su propia interpretación sobre
un papel. Y eso no se puede comprar en ninguna tienda.
Aún
así, tened siempre en cuenta que la gente está acostumbrada a la idea de que un
regalo es un paquete envuelto en papel y cintas de colores y con el ticket
preparado si desean cambiarlo. Nos han comido la cabeza con eso y si nos
salimos del guión puede chocar e incluso ofender.
Algo
a tener en cuenta es que regalar no es comprar lo que nos gusta a nosotros para
que les guste a los demás... Sí, sé que es difícil pero uno puede separarse de
sí mismo e imaginarse en la piel de otra persona. Ya sabéis: no proyectéis lo que
os gusta a vosotros creyendo que es lo que quieren los demás, probablemente no es
así y quedaréis como unos egocéntricos. Hay que pensar siempre en el otro,
haciendo un buen ejercicio previo de empatía y de molestarse por conocer sus
ilusiones y anhelos o, simplemente, sorprenderle y que esboce una sonrisa, y
eso es hacer magia.
Otra
cosa muy importante en esto de los regalos es que hay que hacerlos de corazón,
sin esperar nada a cambio. Estamos acostumbrados a que es de educación devolver
el detalle de manera más o menos equitativa, pero si no esperamos nada a cambio
entonces podemos pensar en esa persona de verdad, no en nosotros mismos y en el
regalo que nos espera de vuelta. Pensad que regalar ya es en sí mismo un regalo
para nosotros por la satisfacción de provocar en el otro alegría. Regalar es
como dar la libertad a un ave cautiva.
Sea
lo que sea que sus majestades los Reyes Magos tengan a bien traernos, será bien
recibido, pero no olvidéis la cantidad de cosas que podemos pedir en nuestra
carta y regalar nosotros también.
A
continuación os dejo varias ideas para regalar en Navidad o cuando sea (el
regalo de "porque me apetecía"
es maravilloso)
De
entre estas ideas las hay sencillas y también sofisticadas, todo depende de quién
queramos que se sienta genial.
Ideas
para regalar en Navidad (o cuando sea):
-
En la película "Adaline" (que no es santo de mi devoción) hay varios
ejemplos: en lugar de regalar flores pues regalar libros que tratan sobre las
flores a una apasionada bibliotecaria, regalar la visita a un rincón secreto de
la ciudad y de la historia que nadie conoce.
-
Lo de los Abrazos Gratis... ¡qué buena iniciativa fue aquella! Regalar un abrazo
es impagable.
-
Llevar a alguien impedido a un sitio especial cargado de buenos momentos para
que los rememore (siempre que estemos seguros de que los quiere rememorar)
-Ceder
a una petición de juego de nuestro perro, ellos también necesitan que les
regalemos cariño y atención.
-
Sorprender a nuestra pareja con la maleta hecha en la puerta de casa para
cuando llegue del trabajo comunicar que os vais a coger los dos un vuelo a un
lugar que no vas a revelar hasta llegar al avión.
-
Escuchar con atención e interés a alguien hablar y hablar de sus problemas sin
interrumpir, juzgar, sugerir ni aconsejar hasta que nos lo pida expresamente (si
es que lo hace)
- Sorprender con una invitación a alguien que no se la espera
-
Hacer una pequeña excursión sorpresa rompiendo la rutina a un lugar anhelado
desde hace tiempo por la persona en cuestión.
-
Pedir perdón por algo que hicimos mal, aunque fuese hace mil años y aunque sea
nimio.
-
...
Y decidme... ¿ cuáles son vuestras propias ideas para regalar ?
¡Felices Fiestas y Felices Regalos!